Les escribí hace unos días sobre la motorada o la PAPANOELADA de Cerdanyola. Decía, en resumen, que estos actos han de pasar a la historia. Estamos respirando contaminación pasándonos de los límites establecidos, y más en el centro. Ponía como ejemplo que cuando llueve, recojo en la terraza barillo negro o polvo negro como el carbón.
Esta tarde he salido a poner unos cartones en el contenedor correspondiente. Me había olvidado de la Papanoelada. Desconocía la hora, pues no me interesa. Me he encontrado de lleno con ella. He soportado todo el desfile. Creo que algunos entendían algo. Otros, muchos, han pisado el gas a fondo y han tocado el claxon sin parar. He sentido que me estaban diciendo aquello de "los mayores y los niños, que se jodan". Simplemente, vergonzoso. Para los organizadores, los responsables politicos y los motoristas.
Y que vivan los problemas respiratorios. Montemos Maratones. Prediquemos bondades. Hagan lo contrario. "Predique, padre. Que por aquí me entra y por aquí me sale." Decía, por prudencia que algunos de estos circulan por la ciudad a velocidad prohibida. Hoy me han confirmado que parece que son más de los que yo me atrevía a insinuar.
Ya no es vergonzoso. Es espeluznante.
Daniel Reguero
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